En homenaje a mi madre a través de su semblanza, la Dra. Hildegard Rondón de Sansó: una mujer patrimonio de todos los venezolanos.

Beatrice Sansó de Ramírez
16 min readApr 20, 2024

Por: Beatrice Daniela Sansó Rondón.

Buenos días, quisiera agradecer a las autoridades de nuestra Máxima Casa de Estudios, a su Rector, el antropólogo Víctor Rago, cuyo empeño en la construcción de la Universidad como proyecto social y autosuficiente y al logro de los objetivos de sostenibilidad de las Naciones Unidas, la coloca sin duda en un verdadero camino hacia su desarrollo y el de sus estudiantes y profesores y a nuestro apreciado Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Dr. Juan Carlos Ápitz, Juez Contencioso Administrativo por antonomasia, mi compañero del Doctorado en Derecho y en nuestro estudio del Derecho Público.

Igualmente, al Profesor Leonel Salazar, por su cercanía a mi madre durante su continuo y entusiasta recorrido incansable por los caminos de la Propiedad Intelectual y su persistencia en el desarrollo de esta disciplina desde la investigación.

Ahora bien, revisando el concepto de semblanza en el Diccionario de la Real Academia Española, me encuentro con la referencia a “biografía, memorias, vida, confesiones, recuerdos”. Por eso, permítanme, ir mas allá de un simple, aunque en el caso de mi madre, casi imposible resumen de su camino profesional, para tratar de transmitirles a todos la esencia de su espíritu que explica lo prolífico de su andar.

Hildegard Cecilia Rondón Narciso, nacida en Carúpano, el 5 de diciembre de 1934 y fallecida en Roma, el 3 de septiembre de 2023, hija del gran poeta cumanés Juan Manuel Rondón Sotillo [1] y de la carupanera Faride Narciso Lahoud, de padres inmigrantes libano sirios, debe su nombre a la profunda admiración del primero, hacia dos muy especiales mujeres, cada una, expresión de lo mas avanzado de sus tiempos.

Hildegard Cecilia Rondón Narciso

Así, Hildegart Rodríguez Caballeira (1914/1933), niña prodigio, quien a los 4 años hablaba varios idiomas y tocaba al piano, fue la abogado mas joven de España con notas sobresalientes, además de estudiar Filosofía y Letras; y, Medicina. A pesar de su corta vida, fue autora de mas de 15 obras y la dedicó a la política y a la reforma sexual femenina, convirtiéndose en un ícono sobre el avance de la mujer. Ella también fue así llamada en honor a la Santa Hildegard Von Bingen (1098/1179), música, poeta, literata, científica, igualmente precursora del feminismo, y quien logró ser nombrada Doctora de la Iglesia, cuando la autoridad, estaba reservada a los hombres.

La formación de ambas Hildegard, fue guiada muy de cerca por sus progenitores, así como, lo fuera la de mi madre, puesto que mi abuelo, poeta, Constituyentista en 1946 y Diplomático, hizo de sus hijas dos intelectuales por antonomasia, una médico genetista y otra abogado; también pintora la primera y poetiza y articulista de opinión, la segunda. Resultó mi madre y su obra el mas diáfono ejemplo de la mejor revolución femenina.

Su bachillerato en el Liceo Andrés Bello, se caracteriza por su participación en recitales, obras de teatro y eventos, que ella misma organizaba. Con este empuje en lo cultural, la recordaron siempre sus compañeros de este período.

Su inquietud intelectual la lleva apenas a los 14 años, a dirigirse personalmente a la sede del diario “El Heraldo”, donde pide hablar con el director, amigo de su padre, sin presentarse como “hija del poeta” y solicitar un espacio permanente para publicar sus artículos. Así nació su columna “Café y Cigarrillo”, cuyo título habla por sí mismo, habiendo sido entonces reciente para la mujer la posibilidad de fumar en público.

Graduada con honores en 1957 de Doctor en Derecho en la UCV, recibe dos becas para estudiar en el extranjero y a pesar de la atracción en la época por la Ciudad Luz, ella opta por Roma para llevar a cabo su postgrado. En la Universidad La Sapienza, recibe clases de los mas connotados juristas. De Massimo Severo Giannini, pionero del Derecho Público en el Sistema Jurídico Continental, resulta su mejor pupila, y se encarga de la divulgación de sus teorías en nuestro país. También, es alumna del Profesor Segni en Derecho Procesal. Y en Derecho Industrial, específicamente, a través de sus estudios sobre la “Teoría de la Concurrencia y de los Bienes Inmateriales”, es seguida de cerca por el Maestro Tulio Ascarelli, precursor de esta disciplina en el Derecho Italiano.

Su persistencia en el estudio tiene su mayor expresión cuando en Italia, sólo pocas horas después de haber dado a luz su primer hijo, se traslada a la Universidad para presentar su tesis de “Dottore in Giurisprudenza”, hazaña que quedó reflejada por la prensa romana, mas aún cuando obtuvo “110 e lode”, es decir, la calificación mas alta y con honores.

Graduada con honores en 1957 de Doctor en Derecho en la UCV

En Italia, conoce a quien sería su esposo, el Dr. Benito Bruno Sansó, brillante jurista, mas tarde autoridad de esta Universidad, quien la acompaña en su preferencia por el Derecho Industrial y el estudio de las patentes, yéndose a formar al “Center for International and Intellectual Properties Studies CEIPI” de la Universidad de Estraburgo para obtener el título de experto técnico jurídico de la especialidad.

Tienen 4 hijos, formados bajo la disciplina del estudio y la investigación, todos heredaron el amor a la docencia.

Frecuenta en Caracas, al Maestro Antonio Moles Caubet, con quien comparte tardes de té y largas conversaciones jurídicas, así como, conciertos y obras de teatro. Así mismo, a personajes como Juan David García Bacca, Manuel García Pelayo y Eloy Lares Martínez, a quienes dedica algunos de sus libros o poesías, y quienes van influyendo en su formación intelectual.

Durante los años 1954–58, es Abogado de Apelaciones del entonces Ministerio de Fomento y entre 1961–1971, Abogado Asesor de su Registro de la Propiedad Industrial. Igualmente, en 1956, es asistente por concurso de la Oficina de Asistencia Jurídica del Ministerio de Justicia. Y en 1972 del Ministerio de Educación.

Ello la lleva en 1965 a escribir en conjunto con mi padre el libro Estudios de Derecho Industrial.

En 1969 se traslada nuevamente a Roma, en virtud de su designación como Agregado Cultural ante la Embajada de Venezuela en la República Italiana. Aquí presenta, entre otros, al gran Alirio Díaz y a nuestro pintor Alirio Rodríguez, cuyo vitral engalana hoy la sede del Tribunal Supremo de Justicia.

En 1981, gana el primer puesto en el inédito y nunca repetido en el sistema judicial venezolano, concurso de oposición para integrar el recién creado Tribunal de la Carrera Administrativa, con carácter de Presidente. Es nombrada en 1981, Magistrada de la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo y en 1990, Tercer Suplente de la Sala Político Administrativa de la extinta Corte Suprema de Justicia, ingresando como titular en 1992.

Entre 1982–1986, es designada Miembro de la Comisión Técnica en Ciencias Sociales del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONICID) y Presidenta por dos períodos de dicha Comisión.

En 1999, luego de su salida de la entonces Corte Suprema de Justicia, es seleccionada directamente por dicha organización multilateral, como Juez del Tribunal Administrativo de la Organización Internacional del Trabajo con sede en Ginebra, conformado por 5 jueces, cada uno en representación de los continentes.

En el ámbito universitario, ingresa en 1954 en condición de Asistente por concurso de oposición en la Facultad de Cienicas Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, hasta convertirse en la Primera Mujer con rango de Titular de la misma. En 1972, es nombrada Jefe de Cátedra de Derecho Público en la Escuela Nacional de Administración Pública del entonces Ministerio de Hacienda. Y en 1976, Jefe de Cátedra de Derecho Administrativo I y II de nuestra Máxima Casa de Estudios.

En 1990, fue la Primera Mujer en ocupar un Sillón (el número 16), en la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, habiendo sido nombrada Bibliotecóloga, cargo en el que modernizó y rehabilitó la Biblioteca Andrés Aguilar; Secretaria; Tercera y Segunda Vicepresidente, hasta llegar a ser su Presidente por dos años en 1996. Igualmente, forma parte de las Academias de España y Córdoba (Argentina).

Fue redactora de múltiples Proyectos de Leyes, autora de una vastísima obra jurídica, articulista de opinión y poetiza. Como escritora buscaba en todo momento los temas nuevos, y como señalara “Sofía Ímber” en la presentación de la recopilación de los mismos en su libro “Huellas y Surcos” , “ella observa de una manera incisiva e insistente las marañas de la sociedad y extrae respuestas para las preguntas que la mayoría de los ciudadanos se hacen[2]. Publica sus “Poemas Diacrónicos”, que luego amplía con “…y otros subterfugios para aprisionar el tiempo”, el cual como prologa el Maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, “es un pequeño gran libro de poemas de un profesional del Derecho, o mejor, de una poeta de los profesionales”.

Huellas y Surcos
Poemas diacrónicos

Vemos así cómo mi madre incursionó en todos los espacios jurídicos del Estado: la Administración Pública Activa, Técnica y Consultiva, el Poder Judicial, el Servicio Exterior y la Docencia Universitaria. Su carrera en cada una de estas áreas la hizo paso a paso, con el elemento común de haber siempre ingresado por concurso de oposición y llegado a la cima, sin saltos de ninguna índole, ni nombramientos a dedo, sin apoyo político, sólo por sus méritos y su incansable esfuerzo.

En el ámbito judicial, se caracterizó por su absoluta imparcialidad, por la permanente búsqueda de la verdad verdadera sobre la verdad formal, que la llevaron a ser llamada “la Magistrada Disidente”, dada la contundencia de sus Votos Salvados, que recopila en su obra “El Otro Lado de la Razón”[3], muchos de los cuales, hoy están convertidos en doctrina.

El otro lado de la razón

Dicha objetividad en sus posiciones, aunque expresada con pasión y no con fanatismo, es evidente cuando analiza con mucha profundidad y publica tres obras al respecto, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, escudriñando en los Anales de la Asamblea Constituyente y expresa con entusiasmo su carácter garantista y programático en cuanto a los derechos constitucionales, pero critica en su parte orgánica, la inclusión de dos nuevos Poderes que no son tales y cataloga como una “contradictio in terminis” la concepción de la Justicia como un sistema del cual forman parte integrante los particulares.

Sus tesis y libros (mas de 60, sin incluir los artículos y conferencias) en Derecho Constitucional, Administrativo, Funcionarial, Contencioso Administrativo, de Amparo Constitucional, Petrolero, de Arbitraje Internacional y Propiedad Intelectual, entre otros, conforman hoy fuente vinculante en nuestro ordenamiento jurídico y son citados en toda Latinoamérica, además de haber sido muchos traducidos al idioma inglés para ser destinados a las bibliotecas de las Universidades del mundo. A cada uno dedicaba muchas horas y entregaba su pasión intelectual, y la rigurosidad de los textos eran engalanados en su carátula, con alguno de los hermosos cuadros de su hermana Josefina, a quien incentivaba en la pintura y cuya imagen relacionaba con el tema en ellos tratados. Constituían una verdadera obra de arte.

Su inquietud y creatividad intelectual la llevó a formular tesis y categorías, que luego alimentarían la legislación y la doctrina tradicional.

Así, nos encontramos con los actos de autoridad, los actos cuasijurisdiccionales, la reedición del acto administrativo, el amparo sobrevenido, la ampliación del Contencioso Administrativo, la extensión de los efectos de la declaratoria de nulidad de las sentencias, el principio de la confianza legítima o expectativa plausible, entre otros, todas nociones acuñadas o renovadas por ella.

Con relación al amparo constitucional en Venezuela, al que le dedica varias obras, libra una verdadera batalla que la lleva a recorrer el país, para defender en los distintos colegios de abogados y universidades, la procedencia del mismo, además como una acción verdadera y propia, aún con antelación a la entrada en vigencia de la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantias Constitucionales, por considerar de lo que después plasmaría la Constitución de 1999, la aplicación directa y el carácter no programático del Texto Fundamental. Así, crea la figura del Amparo Sobrevenido y ataca el Amparo inaudita alteram pars, al que denominaba “Amparo sin Anestesia” (del anterior artículo 22 de la Ley), por considerarlo violatorio de los derechos constitucionales. Aclara que el Amparo no es una medida cautelar, sino una acción.

El tema de la tecnología y de su avance la apasiona desde siempre, porque la considera textualmente como “un milagro”, que permite el mejor acceso a los bienes y servicios y a la calidad de vida, siempre que sea, como señala “usada bien”.[4]

De allí que, apoya y promueve la apertura del primer Postgrado de Propiedad Industrial en la Universidad de Los Andes. Y en 1984, redacta un Anteproyecto de Ley de Propiedad Industrial, auspiciada por el Registro de la Propiedad Industrial y la Organización Mundial de la Propiedad Industrial (OMPI).

Entiende a “la invención como la creación del hombre que da origen a un nuevo producto o procedimiento, destinado a operar en el campo de la técnica”[5], es decir, que forma parte de la tecnología.

Muy importante también, son sus estudios sobre la identidad del inventor, en la que se refiere a la titularidad de las patentes, reconociendo que la Ley de Propiedad Industrial Venezolana, se basa en la vetusta noción del inventor aislado y solitario casi de las películas, cuando, las invenciones se generan en su mayoría bajo relación laboral.

En cuanto a las marcas y signos distintivos, es contundente en la necesidad de protección de la marca notoria, independientemente de su registro, reconociendo sin embargo, el carácter mixto (declarativo/constitutivo) de dicho procedimiento administrativo.

Considera un retroceso en materia de Propiedad Intelectual la salida de Venezuela de la Comunidad Andina en 2006, por cuanto, el vacío normativo dejado por la Decisión 344 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena, nos retroae a la aplicación de la arcaica Ley de Propiedad Industrial de 1955 y sus viejas categorías.

Se apasiona por la materia del Arbitraje Internacional de Invención, de la que escribe diversas obras, lo que pone en evidencia en su contundente voto salvado en la sentencia de agosto de 1995 de la Corte en Pleno de la extinta Corte Suprema de Justicia que se pronuncia sobre la nulidad de los convenios de asociación que conformaban la llamada “apertura petrolera”, en pro de la procedencia del principio de inmunidad de jurisdicción, y en consecuencia, el no sometimiento a arbitraje internacional de inversión de nuestro país ante contratos de interés nacional contentivos de asuntos de soberanía; y, también, a partir de 2007, de su participación ad honorem en los arbitrajes interpuestos por la EXXON Mobil y la Conoco Philips contra la República ante el Centro Internacional de Inversiones CIADI y la Cámara de Comercio Internacional CCI, contra la empresa PDVSA, habiendo sido en el primer caso, definitiva su posición para el logro del triunfo de nuestro país.

Ya desde los inicios en la especialidad, estudia las normas emitidas por el UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), como regulatorias de la inversión. Se detiene en el estudio del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y de Comercio GATT, suscrito en 1948 en La Habana, que se convirtiera en el precursor de la Organización Mundial de Comercio OMC, e indica que a pesar de haber sido diseñado para servir como acuerdos multilaterales sobre el comercio de bienes, servicios y propiedad intelectual, “llegó a configurarse a partir de la Ronda de Uruguay (1982) en un elemento de reforzamiento de la propiedad intelectual[6].

Hasta que, en 1966 “fue suscrita bajo los auspicios del Banco Mundial, la Convención del Centro Internacional de Arreglo de Disputas de Invenciones CIADI, que fue establecido mediante el Convenio sobre Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de otros Estados (Convenio del CIADI), el cual establece las condiciones para que se diluciden las disputas legales de inversiones que se susciten entre un inversinista extranjero y un estado anfitrión, aún cuando también se prevén disputas entre Estados”.[7]

En 2012, publica la obra “En torno a la denuncia de Venezuela del CIADI”, donde analiza el principio de inmunidad de jurisdicción, la dotrina Drago, que repudia la intervención armada y ocupación material del suelo de las naciones americanas por una potencia europea para el cobro de la deuda pública”, y explica la Calvo, que dio origen a la cláusula que exige a los extranjeros acudir a los tribunales locales del país donde se encuentra y no directamente a la diplomacia. Y lo mas interesante, en el penúltimo capítulo denominado “Comentarios Jurídicos en torno al retiro de Venezuela del CIADI”, realiza una serie de preguntas y respuestas y se plantea ante todo, si fue ventajosa para Venezuela tal decisión y qué sucede si el consentimiento de Venezuela al CIADI está en un contrato, y al respecto, aporta como siempre salidas, a través de varias vías de carácter sustitutivo a la figura del Arbitraje Internacional de Inversión.

Ahora bien, ante el hecho consciente de que es necesario poder disponer de un régimen de solución de conflictos entre los Estados y los inversionistas, coincide con los expertos en lograr que el que se aplique sea mas justo, menos lento y menos oneroso, que el del CIADI; y, propone, que se realice una reforma del mismo, separándolo del Banco Mundial, por estar éste vinculado al Fondo Monetario internacional; o, mejor que se le constituya como un tribunal permanente o conforme varios tribunales permanentes; que se establezcan procedimientos claros y transparentes, menos discrecionales y se eliminen lagunas; sobre todo, en cuanto a la cuestión previa de la jurisdicción.

Otra posibilidad plantea, sería la creación de Jueces Asociados en los Máximos Tribunales Nacionales, de manera de incorporar en cualquier instancia, dos jueces mas, que habrían de ser ilustres e imparciales y propuestos por la contraparte de la República.

Vé como opción, la creación de un Tribunal Supranacional, como la Corte Internacional de Justicia, el Tribunal del Acuerdo de Cartagena, el Tribunal Administrativo de la Organización Internacional del Trabajo (de la que mi madre formó parte), el Tribunal Arbitral de la Organización Mundial de Comercio, el Tribunal de la Organización Mundial de la Propiedad Industrial, los Tribunales Internacionales de los Derechos Humanos y el Tribunal Penal de La Haya, así como, otros que se encuentran en el continente africano.

Analiza igualmente la conformación de un Centro Regional de Arbitraje, como el planteado en el UNASUR. También, la creación de varios tribunales regionales, mediante un tratado que suscriban los países latinoamericanos. El primero se llamaría Corte Permanente de Arbitraje de Latinoamérica, que podría estar conformada a su vez, por tres Magistrados con dos jueces asociados, siendo que estos últimos serían postulados por la parte demandante pero extraídos de listas previas preparadas por los Estados.

En cuanto al resto de las interrogantes, no les doy las respuesta porque vale la pena que acepten nuestra invitación a leer esta obra absolutamente vigente y aplicable al estudio objeto de este prestigioso Seminario.

Mientras escribía estas palabras, me mantuve con la imagen permanente y cotidiana en la mente, de mi madre dictándole a Elvira, su secretaria, ducha en identificar hasta el valor de sus suspiros, en la biblioteca de su casa, que todos conocen, en la urbanización Santa Sofía,[8] parada, sin chuletas, mientras creaba categorías e innovaba, buscando salidas legales a los problemas de la vida moderna.

Apasionada de los cambios y los adelantos científicos, mi madre, elegante, muy entaconada, y por coqueta y femenina, muy pendiente, antes de cualquier conferencia o evento público, de su vestimenta que preparaba con esmero y buen gusto.

Mi madre, definitivamente polifacética, también lo que hoy llaman “multitasking”, amante del baile, del jardín, tenista, gimnasta, extrovertida, alegre, culta, inteligente, pícara, conversadora, fan del buen cine y la música académica, lectora incansable y apasionada, absolutamente honesta, leal a sus muy distintos amigos, a quienes le gustaba invitar a su casa para agasajarlos y entregarles una flor a la salida para honrar su amistad, cada uno de los cuales pasaban a formar parte de nuestra familia; generosa en sus conocimientos, pedagoga, profunda en sus escritos que plasmaba de forma amena, estuvo activa hasta el final, siempre interesada por el mundo circundante y de allí, que buscara identificar las novedades de la vida moderna y darnos a todos su opinión de las mismas, casi siempre optimista, en prosa, lo cual hizo en su último libro cuyo solo título expresa lo dicho, denominado “Comentarios sobre el hoy y el mañana. Los Cambios sociopolíticos producidos en el siglo XXI y una especial referencia a la situación de Venezuela”, publicado en Roma, apenas en marzo de 2022, o mejor aún, en verso, a través de sus hermosos poemas, muchos de los cuales inéditos y que aún encuentro de su puño y letra, dispersos entre sus papeles y cuadernos de apuntes.

Formaste a miles de venezolanos, creaste una Escuela, dejaste un acervo no sólo en lo jurídico, sino en lo humano. Tu sencillez fue modelo para quienes tuvimos la suerte de tenerte cerca.

Mami, fuíste y seguirás siendo una mujer patrimonio de todos los venezolanos, por eso, es indispensable que, a través de actos como éstos, generosamente organizados por estudiosos como el profesor Leonel Salazar, quien insiste con éxito en mantener al día la Propiedad Industrial, sea mantenida tu memoria, sean leídos tus escritos y votos salvados, porque no dejaste vacíos en tus planteamientos y por ello, puedan seguir conformando, mas aún ahora, en una guía para el justo desarrollo de nuestro sistema jurídico.

Gracias mami, por tanto, por todo, entre otros, por no haberte parado ni un día con ese esfuerzo entusiasta y creativo para mantener vivo y hacer interesante el estudio del verdadero Derecho, el que se aplica bien, el que es justo. Donde caminaste dejaste, mami amada, como tu libro tus “Huellas y Surcos”, profundos, intensos, contundentes. Lo hiciste bien, por eso el aplauso que todos, incluyendo tus nietos a quoenes adoraste, pero a quien siempre transmitías valores y disciplina, porque como siempre nos decías “trabajar se logra trabajando”, te dimos el día en que te fuíste, seguirá resonando en nuestro espíritu porque, como decía San Agustín, viviremos nuestra vida en tu nombre.

[1] Premio “La Gran Rosa de Oro” como mejor poeta de la América Hispana. Argentina.

[2] ÍMBER, Sofía. “Para leer y sentir a Hidegard Rondón de Sansó”, en “Huellas y Surcos”, pág. 11. Edoitorial Ex Libris. Caracas, 1997.

[3] Publicado por Vadell Hermano Editores. Caracas, 1994.

[4] RONDÓN de Sansó, Hildegard: “El Régimen Jurídico de la Propiedad Industrial”, pág. 13. Editorial Arte. Caracas, 1995.

[5] Idem, pág. 125.

[6] RONDÓN de Sansó, Hildegard “ Aspectos Jurídicos Fundamentales del Arbitraje Internacional de Inversión”, pág. 9, editorial exlibris, Caracas, 2010.

[7] Idem. Pág. 16.

[8] Ilegalmente tomada a la fuerza y ocupada por el gobierno de Nicolás Maduro, en 2021.

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Beatrice Sansó de Ramírez

Abog. SummaCumLaude. Doct. en Dcho. Prof. UCAB-UCV. NYU Cities and Urban Development. Pdte PDVSALaEstancia 8 años: arte y espacio público, social, cultural.