La protección del “Breal de Orocual”, sitio paleontológico del fósil “Diente de Sable Cimitarra”, iniciativa inédita, si no, única, de la industria petrolera venezolana y su brazo social y cultural PDVSA La Estancia

Beatrice Sansó de Ramírez
8 min readMar 22, 2022
EXHIBICIÓN DE FÓSILES EL BREAL DE OROCUAL, PDVSA LA ESTANCIA, CARACAS
EL DIENTE DE SABLE DEL TIGRE DIENTES DE CIMITARRA,

Venezuela es una tierra de gracia. No se trata sólo de sus paisajes, sus recursos naturales; y, sobre todo, de su gente, sino también, de su acervo paleontológico.

Réplica de esqueleto entero de un ejemplar del félido “Dientes de Cimitarra” (Homotherium venezuelensis)

En el año 2006, José Campos, obrero de la empresa nacional petrolera venezolana PDVSA, junto con otros compañeros, imbuidos del espíritu social y ecologista que en aquella época imperaba en la visión de dicho “holding” público, mientras excavaban una trinchera para la instalación de un oleoducto en las afueras (exactamente a 20 Kilómetros) de la ciudad de Maturín, estado Monagas, ubicada en la población de Orocual, en áreas de la llamada Faja Petrolífera del Orinoco, donde está localizada la reserva certificada de crudo mas grande del planeta, se encontraron con un sitio paleontológico para el momento de 34 fósiles de animales vertebrados en buen estado de conservación, lo cual generó la inmediata paralización de los trabajos; y, felizmente, la modificación del Proyecto Petrolero en ejecución; y, en consecuencia, el cambio de ruta de la tubería.

Faja Petrolifera de Venezuela — 2013

A pesar de mas de 100 años de actividad petrolera y el conocimiento de tales sitios paleontológicos por parte de los geólogos nacionales y extranjeros de la empresa, que habían ya explorado profusamente esa área, es sólo a partir de ese momento que se le interviene, para dar prioridad a la protección de los fósiles.

La verificación y valorización del sitio paleontológico, fue realizada por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), que asignó para ello, al Paleontólogo Venezolano Ascanio Rincón, quien, en las excavaciones identificó un área denominada “Breal”, es decir, un pozo asfáltico, en el que, por las características viscosas de dicho manto, se había favorecido el estancamiento de las especies por capas, a través de las distintas épocas prehistóricas.

El indicado Instituto contó para la investigación con el apoyo de la empresa de petróleo, habiéndose encargado específicamente, su gerencia PDVSA La Estancia, el organismo que tuve el privilegio de presidir, en virtud de sus competencias en materia de protección del patrimonio cultural, de la divulgación del hecho, a fines del conocimiento mundial del hallazgo y de la población venezolana en general.

Diseños especializados sobre la fauna encontrada en “El Breal de Orocual”

En efecto, el 4 de noviembre de 2008, organizamos en la sede de nuestra institución, la “Primera Reunión Paleontológica Internacional sobre el “Breal de Orocual” desarrollada en Venezuela, donde, 16 científicos (biólogos, paleontólogos, antropólogos, geógrafos, arqueólogos) de diversas partes del mundo, estuvieron presentes para intercambiar sobre el descubrimiento, habiendo sido trasladados al sitio paleontológico para una visita de campo, que les permitiera corroborar las características del mismo.

Invitación a la Primera Reunión Internacional sobre el “Breal de Orocual” en PDVSA La Estancia
El paleontólogo venezolano Ascanio Rincón (IVIC) analizando el fósil de tigre hipercarnívoro

Los estudiosos calificaron el área como un yacimiento fosilífero que data del pleistoceno tardío, de hace aproximadamente 3 a 2,5 millones de años atrás; y, que, resulta ser hoy día, el más grande del planeta, el cual cuenta con 37.000 metros de profundidad y aproximadamente 18.500 metros cuadrados y que compite en importancia con el mas rico en riquezas paleontológica en la tierra, denominado “Rancho La Brea” en Texas, Estados Unidos. De hecho, su hallazgo incluyó a Venezuela en el contexto paleo-biológico suramericano y mundial.

En el sitio paleontológico de Orocual, fue construida por parte de nuestro ente de gestión (PDVSA La Estancia), una estructura tipo trinchera ecológicamente reversible, que permite el asentamiento de los científicos para la profundización del hallazgo.

Igualmente, se hizo la invitación de las comunidades circundantes y de las escuelas de la zona, para promover pasantías y voluntariado en la divulgación del descubrimiento, su importancia y la necesidad de su cuido.

Un paso importante fue la introducción que realizáramos, ante el Instituto de Patrimonio Cultural Nacional y local, de sendas solicitudes para la declaratoria del sitio como patrimonio, a la espera de preparar también la de Patrimonio Natural de la Humanidad ante la UNESCO.

Por otra parte; en la sede de PDVSA La Estancia montamos, en conjunto con el IVIC, una exposición muy completa, en la que, a través de imágenes y diseños realizados por las dos casi únicas mundialmente expertas en dibujo paleontológico, pudimos ir identificando cada uno de los fósiles hallados; y, en especial, el mas relevante: el “Diente de Sable “Cimitarra”, al que los científicos dieron dicha denominación por la similitud de sus colmillos con el sable de hoja curva larga originario de Oriente Medio. Igualmente, fue identificado como “Homotherius Venezueliensis“, por ser exclusivo de la región donde se le encontrara (Monagas/Venezuela).

Imágenes de la exposición “Breal de Orocual, una aventura paleontológica”, en PDVSA La Estancia

En los análisis realizados por los expertos invitados, el descubrimiento del “Diente de Cimitarra”, fue calificado como uno de los mas importantes en la paleontología universal, toda vez que, no sólo confirma la tesis originaria del año 1919, pero que aun se encuentra en estudio y desarrollo, del Gran Intercambio Biótico Americano (GABI por sus siglas en inglés), entendido como el proceso paleozogeográfico que implicó la migración de la fauna de Norteamérica a Suramérica y viceversa, debido a la formación del istmo de Panamá y ello, luego del surgimiento de ambos continentes por efecto de la división de la “pangea” (o masa única que originariamente formaba la tierra); sino que, además, corrobora la sospecha de los científicos sobre la existencia de tal tipo de especie vertebrada en el sur del continente.

Ahora bien, en la indicada exposición realizada en nuestra Casa, que luego itineramos por distintas regiones del país, que fue abierta al público el 22 de noviembre de 2012, los visitantes pudieron apreciar la réplica de un fósil de megaterio (“Megalonychidae gen. et sp. Indet.”), un enorme mamífero, semejante a las perezas modernas, que alcanzaba dimensiones de 3 a 6 metros de largo y pesaba entre 3 y 4 toneladas. Los primeros fósiles de este singular animal se encontraban en el Oligoceno de la Patagonia Argentina, hace 35 millones de años y su distribución abarcó casi toda América y Las Antillas.

Exposicion “Breal de Orocual: una Aventura Paleontológica” en PDVSA La Estancia
Beatrice Sansó declara a los medios de comunicación sobre importancia del hallazgo e invita a visitar la exposición

En el “Breal de Orocual” se hallaron huesos de las manos y patas de esta gigantesca especie de “Megalonychidos”, por lo que se confirma que este animal habitó esta zona del estado Monagas. Estas “mega perezosas” fueron herbívoros terrestres que habitaron los bordes de los bosques y sabanas abiertas, formando ellas también parte importante del ya comentado Gran Intercambio de las Américas, pues su registro va desde La Patagonia hasta Alaska.

Artículo de prensa que muestra la importancia del acervo paleontológico venezolano, incluyendo, el “Breal de Orocual” y toma como punto de partida la exposición de PDVSA La Estancia

Junto con esta inmensa réplica, se apreciaron igualmente reproducciones a escala de armadillos, equinos y otras especies. Ahora bien, la exposición fue coronada por un impresionante mural que reproduce el hábitat de la megafauna del Pleistoceno Tardío (126.000–11.784 A.P), época donde habitaron animales como dantas, báquiros, caballos, camellos, rabipelados, cachicamos, osos hormigueros gigantes, culebras, tortugas, aves acuáticas, gavilanes, zamuros, monos, patos, perezosos gigantes, puerco espines, roedores, chigüires y huesos del antes mencionado Tigre Diente de Sable (Homotherium venezuelensis).

La exposición contó con pantallas táctiles donde niños y adultos podían consultar información sobre estos animales, a la vez que, escuchar impresionantes reproducciones de sonidos, similares a los que emitían los Tigres Dientes de Sable o las diversas especies de monos.

A los niños por su parte, se les invitó a participar en actividades, en las que, con vestimenta de exploradores, se les hizo excavar en superficies de arena, hasta ubicar especies de fósiles y osamentas de juguete. También, se les repartieron barajitas y juegos de memoria con minuciosas imágenes de los animales hallados, realizados por nuestras expertas en diseños paleontológicos.

Actividades de niños exploradores, arriba: realizan tareas de recorte de piezas para albumes y rompecabezas; abajo: excavación de superficies de arena, hasta ubicar especies de fósiles y osamentas de juguete.

Con posterioridad a este hallazgo, y gracias a la construcción que ejecutamos de la trinchera para la exploración “in situ” del yacimiento, los investigadores, siempre de la mano del paleontólogo Ascanio Rincón, esta vez, acompañado del profesor Nicholas Czaplewski del Museo de Historia Natural de Oklahoma, ha continuado realizando descubrimientos, el último (2020), un fósil, nunca antes encontrado, de un murciélago vampiro gigante (Phyllostomidae, Desmodontinae), que se remonta a la época del Plioceno-Plesistoceno, es decir, de hace más de 2,5 millones de años.

Ha sido discutido si los restos fósiles, que son aquellos buscados, identificados y protegidos por la paleontología, a diferencia de los constituidos por objetos, construcciones y bienes materiales, de los que se ocupa la arqueología, puedan considerarse patrimonio cultural, a pesar de no provenir de la mano del hombre, o solo cabrían dentro de la calificación del natural.

Entendemos que el patrimonio se construye cuando aplicamos un criterio de valoración a los restos y luego estos lugares y piezas, toman real importancia en la sociedad debido al vínculo identitario que se genera entre las personas y el fósil.

Imágenes de la exposición “Breal de Orocual, una aventura paleontologica “. Caracas. 2013
Nótese la réplica fosilífera y el diseño paleontológico del gran mural
Área externa de la exposición
Imágenes de réplicas de parte de las 34 especies encontradas

De allí, que sea valedero colocar dentro de ambas categorías, un yacimiento paleontológico; aunque, muy especialmente, insistir en su clasificación como patrimonio cultural, porque éste acompaña el espíritu de los pueblos, sus costumbres y creencias; y, su reconocimiento y declaración como patrimonio, permite; por una parte, su protección; y, por la otra, la promoción de su estudio como un instrumento científico.

Para finalizar, es necesario indicar que nuestro científico Ascanio Rincón, es uno de los pocos paleontólogos venezolanos. Su rol ha sido definitivo en estos hallazgos de valor universal. Ahora bien, consideramos que apoyar y divulgar el patrimonio paleontológico, es una forma de promover también el estudio de tal disciplina, para con ello tener instrumentos que nos permitan custodiar nuestro pasado en pro de un futuro respetuoso del ambiente y la ecología; y en consecuencia, un porvenir de carácter sostenible.

Video de la exposición “Breal de Orocual, una aventura paleontológica”

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Beatrice Sansó de Ramírez

Abog. SummaCumLaude. Doct. en Dcho. Prof. UCAB-UCV. NYU Cities and Urban Development. Pdte PDVSALaEstancia 8 años: arte y espacio público, social, cultural.