“El antes y el después”. De la ciudad de ghettos a la transformación de la realidad.

Beatrice Sansó de Ramírez
13 min readApr 5, 2024

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La construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas (1940/1960), modelo de la planificación urbana del siglo XXI, el sitio por antonomasia de la llamada “síntesis de las artes mayores”, abrió la puerta a la modernización de nuestra capital e influyó en que la ciudad se hiciera recipiendaria de obras de arte público de gran formato, que pasaron a formar parte de nuestra cotidianidad. Lo anterior, además coincidía con el boom creativo de nuestros artistas plásticos, muchos de los cuales habían tenido la oportunidad de estudiar en la capital francesa atraídos por el cubismo, el dadaísmo, la abstracción, el constructivismo y el surrealismo, entre otros, movimientos en boga desde finales del segundo decenio del siglo XX.

Lamentablemente, nuestra ciudad, desde principio de los años 80 a los 90, sufrió un proceso de deterioro importante, debido principalmente a la crisis que impactaba la economía; así como, a la migración de las familias de clase media y media alta del oeste al este y al desarrollo de espacios de oficina también en esta zona, abandonándose las áreas tradicionales circundantes a las sedes de los Poderes Públicos y la burocracia, ubicadas en su mayoría en el centro de la capital.

Caracas, no se vivía como ciudad, se dividió en ghettos, constituidos por compartimientos estancos al estilo del sueño americano, donde los habitantes de las áreas mas privilegiadas, se quedaban circunscritos a su pequeño círculo de vida diaria, sin siquiera traspasar la Plaza Venezuela, punto de encuentro entre sus dos extremos, para transformarse en la frontera entre un lado y el otro; y, quienes para trasladarse, lo hacían solo de modo adyacente a través de las arterias de nuestra autopista Francisco Fajardo, la misma que se toma cuando se entra a Caracas y se quiere salir de ella hacia las afueras.

Lo anterior trajo consigo un gran deterioro de los espacios verdaderamente urbanos, los que no estaban destinados a las urbanizaciones tuteladas directamente por sus propias asociaciones de vecinos y sus alcaldes, que, como representantes de pequeñas áreas de grandes ingresos municipales, podían ocuparse directamente de sus concretos intereses.

Fue así que las zonas de encuentro, las plazas, los Bulevares, los mercados al aire libre, el centro de monumentos y sedes públicas, fueron perdiendo decoro y tuvimos que acostumbrarnos a ver el desmantelamiento de muchas piezas que dejaban de embellecer los espacios, para recordarnos la dureza de las urbes como centros de acopio de todo tipo de flagelo.

Esta situación no podía perpetuarse. Y mas aún en la ciudad de los techos rojos, otrora rectora del modernismo de América Latina, no podía prevalecer el degrado, menos aún, cuando la destrucción recaía sobre la intención positiva de conformar espacios de contemplación cotidiana del arte como homenaje a los caraqueños y también a la creatividad de sus artistas que también la habitaban.

De allí que, ya como gestora cultural, mientras una tarde regresaba a mi casa, transitando por la Autopista Francisco Fajardo a nivel del distribuidor Santa Cecilia, la visual entonces chocante de la “Esfera de Soto”, que a un lado de ésta había sido colocada en 1996 en el Proyecto “Un cariño para mi ciudad”, con ese aspecto derruido, de barras esporádicas y casi sueltas, y lo peor, convertida en negativo en un hito político, a través de una pancarta negra que, atravesándola de lado a lado, indicaba la fecha de fallecimiento de su autor, Jesús Soto, como si la misma se estuviera repitiendo por el estado de la pieza, generó en mi espíritu, el deseo de hacerla renacer como cuando se riega una planta para que crezca su flor.

Antes de nuestra rehabilitación. “Esfera de Soto”. Autopista Francisco Fajardo. Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. “Esfera de Soto”. Autopista Francisco Fajardo. Caracas.

No era una tarea fácil. Hasta ese momento mi trabajo había sido “ad internum” de la sede de PDVSA La Estancia y de interacción con las comunidades.

Había que volver a la ciudad esplendorosa. Había que hacerlo bien, a partir de un diagnóstico integral, que permitiera hacer un trabajo planificado, por etapas, sin improvisación, cubriendo cada detalle, serio, de calidad. Lo primero, era respetar el derecho de autor. Vale decir, en este caso, trabajar con los herederos del Maestro cinético, quienes dirigen la Fundación que lleva su nombre. Y luego rehabilitar la obra y el área con un proyecto claro y de la mano de los especialistas.

En 2006, con mantenimientos posteriores extraordinarios en 2010 y 2014, lo llevamos a la realidad. Hoy la pieza, es la concreción mas clara de nuestra utopía de lo posible, premisa que ha guido nuestro andar cultural.

Por ello, “el antes y el después” de una obra recuperada, va mas alla de una curiosa fotografía, y también de una forma de mantener nuestra memoria histórica, se trata mas bien, de la generación de un sentimiento, el del apoderamiento, del “empowerment” o de la identidad, hacia aquello que nos pertenece como sociedad y por lo cual, estamos dispuestos a cambiar una conducta hacia lo positivo.

De allí que, quiera mostrarles de seguidas la imagen de los dos momentos mas importantes de nuestra “Esfera Caracas”, y compartir la plenitud exacerbada de satisfacción, alegría y orgullo, que cada despliegue del telón para las inauguraciones y entregas de obras, producía en nuestros destinatarios, el pueblo de Caracas; y, luego en todo el paìs.

Igualmente, queremos resaltar por su parte, la Plaza Venezuela, adyacente extensión por naturaleza de nuestra Máxima Casa de Estudios, fue concebida como un centro de obras al aire libre y de importante formato, para promover su visual lejana y su invitación a visitarla.

Conformada por la Fuente diseñada por el Maestro Santos Michelena, en sustitución a otras dos de la Caracas de principios de siglo pasado, fue colocada en 1983, para ser admirada por su tamaño y grandiosidad. La rehabilitamos en 2007, con la consigna de “Volver a la Plaza”, ello de la mano de su autor originario, quien con mucha emoción revisaba cada paso de nuestro trabajo, cuya minuciosidad llegó al punto de la restauración incluso de su área de bombas y su diseño al estilo de Piet Mondrian. Luces Led, colores y música le fue añadida como complemento de su condición patrimonial.

Antes de nuestra rehabilitación. Fuente de Plaza Venezuela por Santos Michelena. Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Fuente de Plaza Venezuela por Santos Michelena.

A la Fuente, la circundan el “Abra Solar” de Alejandro Otero, con inmensas piezas o mariposas de aluminio, novísimo material para la época, con el que se buscaba crear un revoloteo eólico. Y la “Fisicromía en Homenaje a Don Andrés Bello” del Maestro Carlos Cruz Diez, que con colores y líneas repetidas logró su incesante ritmo visual.

La primera la entregamos rehabilitada en 2006, a partir de la elaboración en conjunto con el hijo del autor Gil Otero y el beneplácito de su hija Mercedes, de cada una de las mariposas que por repetirse en serie hasta el infinito de nuestros cielos, buscan la visual óptico cinética de los espectadores. Como era inédita su elaboración en nuestro país y con materiales patrios, colocamos la primera en los jardines de la sede de nuestra institución, PDVSA La Estancia.

Primer prototipo de “mariposa” del “Abra Solar” obtenida para su rehabilitación, colocada en los jardines de PDVSA La Estancia.
Antes de nuestra rehabilitación. “Abra Solar” de Alejandro Otero. Plaza Venezuela.
Antes de nuestra rehabilitación. “Fisicromía” de Carlos Cruz Diez. Plaza Venezuela.
Después de nuestra rehabilitación. “Fisicromía” de Carlos cruz Diez. Plaza Venezuela.

Igualmente, consignamos a la capital, en 2007, la “Fisicromía en Homenaje a Don Andrés Bello” de Carlos Cruz Diez, con el apoyo del extraordinario artista Nanín, del grupo del Maestro, quien, en conjunto con el ya pensionado pero único conocedor de las máquinas superadas de la empresa “Cerámicas Carabobo”, pudimos replicar las baldosas originales, que se habían caído por la exagerada vibración generada por el tránsito impensado de miles de vehículos, ahora colocadas con tecnología mas resistente y luego de mas de 7 pruebas de colores por cada una, todo lo cual, nos permitió retornar a la Plaza el ondular de cada una de sus franjas.

La obra “Pariata 1957”, de nuestro gran Omar Carreño, en su pionera y hasta obsesiva carrera por el movimiento sin motor, quiso en ese año, producirlo a partir del viento y que fue destruída con los años, pudimos recrearla de la mano directa del autor, con iguales materiales y con el diseño y cálculos que el Mastro atesoraba en su memoria, para incorporarla en el año 2011 al hoy “Complejo Cinético al aire libre, la Plaza Venezuela”.

Más tarde, ante la liberación del Bulevard de Sabana Grande, otrora centro bohemio y mundano de Caracas; y, después, enorme e invasivo mercado al abierto de la economía informal, en el que se habían implantado todo tipo de vicios, iniciamos en 2005 un profundo e integral trabajo de rehabilitación y recalificación del área, conformada por un kilómetro y medio y 27 transversales, hoy con privilegio absoluto del peatón y destinada a la conexión de los caminantes entre zonas periféricas opuestas y con el ambiente vial circundante. Nuestra rambla, es ahora un sitio de encuentro con la cultura (casi 30 piezas de arte urbano), con el confort del mobiliario de punta, el orden de la moderna señalética, la absoluta actualización de todos sus servicios públicos, la rememoración en metal de sus personajes, la inclusión de las personas de capacidades distintas, las máquinas deportivas, sus espacios de sombra y reparo y el aparente reparto improvisado del juego infantil.

Antes de nuestra rehabilitación. Boulevard de Sabana Grande. Caracas.
Antes de nuestra rehabilitación. Boulevard de Sabana Grande. Caracas.
Antes de nuestra rehabilitación. Boulevard de Sabana Grande. Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Boulevard de Sabana Grande. Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Boulevard de Sabana Grande. Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Boulevard de Sabana Grande. Caracas.

Les comento también del “Bosque Urbano El Porvenir”, con el que en el año 2013 integramos dos terrenos baldíos, uno tiempo atrás sede de un parquecito de niños y una prefectura policial; el otro, cercado por cualquier persona, aunque curiosamente conformado por hermosas y cuidadas plantas. Allí, hicimos un minucioso trabajo de acupuntura urbana, que identifica en las áreas muy pobladas de la ciudad, los casi inexistentes espacios libres sin o con un mal uso, para generar un cambio que se expanda en ondas positivas hacia afuera de los mismos. Entonces, para servir a las nuevas comunidades de los recién construidos edificios populares que crecían a paso rápido en Caracas, hicimos nacer un Bosque Urbano, cuyo verdor se acompañó de murales, piezas de arte público y de diseño, hermosa jardinería, señalética y servicios a la vanguardia, áreas de sombra y de agua, sede actualizada de atención policial, casa de guardabosque, áreas de fuentes de piso para niños, decks para zonas de relax, yoga y contemplación.

Antes de nuestra rehabilitación. “Bosque Urbano El Porvenir”.
Después de nuestra rehabilitación. “Bosque Urbano El Porvenir”.
Después de nuestra rehabilitación. “Bosque Urbano El Porvenir”.
Despuéss de nuestra rehabilitación. “Bosque Urbano El Porvenir”.

Con la tesis de incidir en lo interno para extender los efectos hacia el bienestar general, logramos modificar en 2013, un inmenso inmueble abandonado en la cima de una de las mas complejas zonas del Oeste de la Gran Caracas, para cambiar su uso como basurero al aire libre, por el de su vocación intrínseca y el deseo de las comunidades circundantes, un inmenso Complejo Deportivo de Beisbol, “Los Picapiedras”, cuyo límite perimetral nos permitió delinear y luego incursionar hacia adentro de la barriada, para generar una mejor calidad de vida para todos, a través del arte, áreas infantiles, espacios lúdicos, murales, ambulatorio, sitios de ejercicio, zona de sombras, de servicios y de gradas. Hoy el equipo de beisbol que lleva su nombre, que apoyamos a través de las comunidades, tiene una sede donde educar desde en el deporte y el arte, a los venezolanos del futuro.

Antes de nuestra rehabilitación. Complejo Artístico Deportivo Los Picapiedras.
Antes de nuestra rehabilitación. Complejo Artístico Deportivo Los Picapiedras.
Después de nuestra rehabilitación. “Bosque Urbano El Porvenir”.
Después de nuestra rehabilitación. Complejo Artístico Deportivo “Los Picapiedras”.

Otro de nuestros proyectos, fue en el año 2014, el de Rehabilitación Integral de Los Patios Ornamentales del Parque Generalísimo Francisco de Miranda o Parque del Este, obra magistral del paisajista brasileño Roberto Burle Max, acompañado por el botánico venezolano por escogencia John Stoddart, quien nos fue guiando en la ejecución de un proyecto absolutamente acorde con su origen y trascendencia, que nos permite ir hacia el encuentro de las sorpresas que su camino nos va presentando. De esa forma, partiendo de la cartografía y planos originales del Parque del Este, cuya totalidad digitalizamos como obsequio a la ciudad a través del Instituto Nacional de Parques (INPARQUES), órgano de tutela del mismo, pudimos recuperar incluso a través del uso de los métodos de arqueología, los pasos de cada uno de los tres recintos amurallados del monumento, para con ellos, ir encontrando; primero, los geyser, lagunas y fuentes, que sobresalen de las paredes de vibrantes y hermosos azulejos, los cuales fuimos restaurando uno a uno; luego, las flores y arreglos botánicos del patio rosado, hasta llegar a las altas cascadas que con bombos y platillos, nos reciben para después encararse con el yin y el yan de sus jardines frontales.

Durante nuestra rehabilitación. “Patios Ornamentales del Parque del Este”.
Durante nuestra rehabilitación. “Patios Ornamentales del Parque el Este”.
Después de nuestra rehabilitación. “Patios Ornamentales del Parque el Este”.

También resultó interesante devolver a los caraqueños en el año 2012, una pieza de sus refulgentes años 30, cuando el gobernante Antonio Guzmán Blanco afrancesara nuestra ciudad con la construcción de teatros, plazas, parques y monumentos. Con su llamado estilo “pintoresco” fue traído de Bélgica , donde fuera construido en 1883, el entonces kiosco de las flores del Mercado de San Jacinto de Caracas, cuya rehabilitación llevamos a cabo de la mano de la Facultad de Forestales de la Universidad de Los Andes, para hacer relucir sus filigranas de maderas y sus techos ahora otra vez a 16 aguas, como en sus inicios. Hoy, este gazebo adorna los jardines del Parque El Calvario, para su contemplación y uso.

Antes de nuestra rehabilitación. Gazebo de El Calvario, Caracas.
Durante nuestra rehabilitación. Planimetría. Gazebo de El Calvario, Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Gazebo de El Calvario, Caracas.

Igualmente, tuvimos la oportunidad literalmente de salvar en 2012 la “Casa Primavera” (de 1926), cuyo destino sería el de su demolición para la construcción de un estacionamiento local. Este inmueble, que trae a la memoria el “Pabellón Primavera”, que lo inspirara, ícono, al igual que la Torre Eiffel, de la Feria de París de 1900, es una de las pocas reminiscencias de nuestra Caracas “art deco”, con cuya presencia recordamos el tránsito de la ciudad cuasi agrícola hacia la urbe floreciente de urbanizaciones de clase media, que iban resultando del boom de los ingresos petroleros del país.

Antes de nuestra rehabilitación. Casa Primavera, Caracas.
Durante de nuestra rehabilitación. Casa Primavera, Caracas.
Durante de nuestra rehabilitación. Planimetría. Casa Primavera, Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Casa Primavera, Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Casa Primavera, Caracas.

Para los niños rehabilitamos en 2005, la sede del Teatro Tilingo y sus espacios adyacentes, ubicado en las cercanías de Plaza Venezuela, y dotado de la arquitectura modernista de los 50, el de su construcción, para devolver al imaginario infantil caraqueño los cuentos y fábulas tradicionales y llevarlos de la mano a recorrer con Tío Tigre y Tío Conejo los recovecos de la memoria de un país latinoamericano, Venezuela.

Después de nuestra rehabilitación. Teatro Tilingo, Caracas.
Después de nuestra rehabilitación. Teatro Tilingo, Caracas.

“El antes y el después”, quiere ser entonces un instrumento para emocionar, incluso al escéptico, sobre la posibilidad cierta de un cambio transformador, porque apostamos a ello a través del trabajo planificado, de la ejecución a partir del diagnóstico integral de un proyecto serio y por etapas, de la incorporación de los mejores profesionales en las mas variadas especialidades, desde los sociólogos, hasta los ingenieros, antropólogos y restauradores, y principalmente, del llamado a la participación, al empoderamiento de los espacios para todos, sin exclusión, donde el encuentro sea el fin principal y la educación continua el medio para lograrlo. ¡Porque espacio recuperado, es espacio tomado para y por la cultura!

También es nuestro llamado de atención, al apego, al cuido, que sólo se logra si vamos de la mano por un camino continuo de intercambio social activo.

Y dado que fuimos capaces de transformar una realidad inocua por una que fuera virtuosa y de integración, gracias a la aceptación con nuestro empuje, de los destinatarios y a su apego a nuestra labor que era de y para todos, salimos a las barriadas, las mas compleja de nuestra ciudad y las del resto del país, y también al interior, para llevar el bienestar general hacia lo largo y ancho de la patria. Por eso, los invito a leer mi próximo artículo donde mostraré “el antes y el después” de los proyectos desarrollados en otros sitios de Venezuela, distintos a la capital.

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Beatrice Sansó de Ramírez

Abog. SummaCumLaude. Doct. en Dcho. Prof. UCAB-UCV. NYU Cities and Urban Development. Pdte PDVSALaEstancia 8 años: arte y espacio público, social, cultural.